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miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Susto o muerte?

Decía ayer Joan Tardá, diputado nacional de Esquerra Republicana de Catalunya, que no estaría seguro de salir a la calle si fuese consejero de Bankia, porque mucha gente ve cómo el futuro cada vez es más incierto y cómo se va hundiendo lo que ha costado tanto construir, y encima algunos se empeñan en reírse en nuestra cara. Y tiene toda la razón. El pueblo español, acostumbrado a que los políticos medren a base de chanchullos, corruptelas y mucha cara dura, está llegando a un nivel de hartazgo tal que hace presagiar lo peor. O lo mejor, según se mire.

Porque estamos hartos de sostener con nuestros impuestos a políticos que otorgan favores a cambio de trajes y relojes, a los que crean ERE falsos para lucrar a sus amigos, a los que interceden ante el gobierno para que un empresario monte su negocio, ante la interminable lista de politicastros colocados a dedo en los consejos de administración de las cajas de ahorro con la única misión de decir amén al gobierno regional de turno y llevárselo muerto en la cartera.

Porque si este fuera un país serio, que nunca lo fue, no aplicaríamos el bisturí a la sanidad ni a la educación, ni reduciríamos hasta la asfixia económica la inversión en I+D+i. No, aplicaríamos el bisturí, o mejor una guillotina, a todos cuantos se han estado lucrando, y siguen haciéndolo, a costa del contribuyente, del currito que además de pasarlas putas por la crisis tiene que ver cómo los chorizos de terno y corbata meten la mano en la caja con total impunidad. ¡Sonría, por favor!

Porque en España uno puede acabar con un policía apuntándole a la cabeza si vende discos piratas en las calles de Lavapiés, pero si has contribuido a hundir una caja, o dos, te vas a casa con una indemnización millonaria. Y todavía hay quien se pregunta de dónde surge el movimiento 15M y los ‘indignados’, cuando lo verdaderamente extraño es que este país no haya explotado socialmente hace tiempo y haya mandado a tomar por culo a toda esa casta de políticos que sobrevive, y muy bien, por cierto, de mariposear de un consejo de administración en otro. O directamente de robar el dinero de los contribuyentes.

Visto el panorama, uno no sabe qué es peor, si dejar esto en manos de los mismos de siempre, a ver si suena la flauta y lo arreglan, o esperar el secuestro de Europa con sus condiciones draconianas. Como en el chiste, nos toca elegir entre susto o muerte. Trágica historia la de España, que siempre tiene que andar buscando el mal menor.

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