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viernes, 26 de septiembre de 2008

Autos locos

Veo el titular de un teletipo de la agencia Europa Press que dice literalmente: “Transition, el primer coche volador, saldrá a la venta el próximo año”. Y espoleado por la curiosidad, leo el cuerpo de la noticia y no salgo de mi asombro e incredulidad. Según el texto, el engendro en cuestión (juzgad vosotros mismos viendo la foto) costará 132.000 euros (22 millones de pesetas), alcanzará una velocidad máxima de 128 kilómetros a la hora en carretera y tendrá una autonomía de vuelo de 740 kilómetros. La agencia de noticias cita como fuente a la revista Popular Science, que, según dice el teletipo, dedica “un reportaje a este ingenio mecánico en su edición de octubre”.

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Así que consulto la web de la revista, donde hay un vídeo demostración del aparato en cuestión, llamado Terrafugia Transition y sí, efectivamente, el aparato vuela. Como mi curiosidad ya se ha disparado por las nubes, igual que el Transition, visito la web de la compañía, que parece más propia de un falsificador de Viagra que de una compañía que aspira a vender vehículos híbridos a más de 20 millones de pesetas. Pero es que, además, leo en otras páginas web que los fundadores de la empresa son ex alumnos del Instituto Tecnológico de Massachussets. Lo que no dicen es si llegaron a licenciarse.

En la feria de aviación AirVenture, celebrada a principios de agosto en Wisconsin (Estados Unidos), se presentó el primer prototipo real del vehículo (hasta ahora, al parecer, sólo habían circulados animaciones hechas por ordenador). Sin embargo, el coche-avión no hizo ni una sola demostración de vuelo, lo que despierta demasiadas dudas entre los expertos. Y es que, más allá de las dudas razonables sobre si este aparato será seguro a la hora de despegar y aterrizar, e incluso si será capaz de mantenerse en vuelo, quedan muchos interrogantes por contestar: ¿Dónde podrá despegar y aterrizar? ¿Será posible utilizarlo como un coche normal en las carreteras y autopistas? ¿Qué pensará la Guardia Civil? ¿Y la DGT? Si se estrella, ¿contará como accidente de aviación o de tráfico? ¿Podré asegurarlo a todo riesgo?

Ya lo dice la zarzuela: la ciencia avanza que es una barbaridad…